Thursday, June 8, 2017

El Amor, en Cuatro Palabras

En Roma Norte 

Uno de mis aspectos favoritos de vivir una experiencia lingüística inmersiva es la oportunidad de aprender más sobre cómo las diferencias lingüísticas reflejan y se originan de las diferencias culturales. Aunque el español y el inglés son lenguas bastante parecidas en muchas maneras (usan el mismo el alfabeto, estructura gramatical bastante parecida, etc…), también hay muchas diferencias. Una de las diferencias más grandes que yo he notado, es que en español, hay maneras más matizadas de expresar ideas y conceptos que en inglés, con frases y terminología más específicas que las que existen en el inglés.

Una conversación frecuente que he tenido con Nef, Danny, amigos, colegas, y otros miembros de mi comunidad anfitriona se trata de la experiencia más universal de todas: el amor. En español, hay muchas maneras de hablar del amor, pero hay cuatro verbos principales: gustar, encantar, querer, y amar. Gustar, se usa más para hablar de objetos o actividades, y no tanto de personas: se traduce al verbo “like” en inglés; por ejemplo: “Me gusta tocar el piano”, se traduce a “I like to play the piano” en inglés. Encantar, se traduce a “enchant” en inglés, y se usa también como “like”, pero tiene un sentido más fuerte; por ejemplo: “Me encanta tocar el piano”. se traduciría a “I really, really, REALLY like playing the piano”. Querer, se traduce a “want” en inglés, pero en español, también se usa para decirle a alguien “I love you”.  Aquí es donde se nota una diferencia lingüística y cultural importante.

La otra manera de decir “I love you” en español es decir “Te amo”, del verbo amar. Cuando estudié en España, mis amigos me dijeron que “Te amo” solo es algo dicho entre parejas. En España, nunca dices “Te amo” a tus papás por ejemplo, pero acá en México, decir “Te amo” se puede usar afuera de un contexto romántico e implica una conexión más fuerte y profunda entre tu y otra persona.

            La otra forma de decir “I love you” en español es decir “Te quiero”, pero, “Te quiero” no se traduce exactamente a “I love you” en inglés. Para mi, lo más parecido en inglés sería algo como “I really, really care about you and have strong feelings of affection for you”.

Cuando la gente aquí me pregunta sobre mis aspectos favoritos de México, yo hablo sobre mi comunidad y la bienvenida que he recibido aquí. El estereotipo en México de estadounidenses es que somos parte de una cultura más reservada y menos demonstrativa. Hace tiempo, mi tío, que es británico, fue muy crítico de ese aspecto de la cultura estadounidense cuando empezó a salir con mi tía, después de poco tiempo saliendo con ella, le dijo “Jen, si me dices “I love chocolate” y después dices “I love you”, ¿cómo puedo saber que sientes algo diferente por mi que por el chocolate? Ustedes en los EEUU usan la palabra “love” demasiado.”

Por otro lado, muchas personas aquí están sorprendidas cuando digo que aunque usamos mucho la palabra “love” en EEUU cuando hablamos sobre una comida, banda o película que nos gusta, no tenemos el equivalente de “Te quiero”. También, decirle a alguien que no es tu pareja o parte de tu familia “I love you” puede ser un poquito incomodo. Cuando platiqué con Danny sobre la visita de mis tres compañeras de cuarto del año pasado, él estaba muy sorprendido de escuchar que no les había dicho “I love you” a tres de mis amigas más cercanas le dije; “Es que en EEUU, culturalmente es un poquito fuerte decirle a alguien “I love you”, si esa persona no sea tu pareja o alguien de tu familia”, a lo que Dani me contestó; Pues, si no les dices I love you  ¿cómo saben que tú las quieres?

    Todo lo anterior me hizo pensar en las formas en que he visto el amor expresado, dado y recibido durante mi año en México, incluso cuando las palabras “Te amo” o “Te quiero” no fueron dichas. Personalmente, pienso que, a pesar de cualquier contexto cultural, es importante reconocer y respetar como la gente prefiere ser amada y cuidada, algunas personas necesitan escuchar las palabras “Te amo”, otras prefieren que alguien les ayude con los quehaceres de la casa, yo crecí en una familia que valoraba mucho el afecto físico, una amiga de mi mamá nos dijo que somos como cachorritos cuando todos estamos juntos.  Aquí en México, no hay tanto espacio personal como en EEUU (y no solo en el metro durante la hora pico) y un saludo común entre mujeres o entre un hombre y una mujer es un besito en la mejilla derecha y un abrazo. Como alguien a quien le encanta el afecto físico, me acostumbré rápidamente a esta costumbre, pero otros estadounidenses aquí en México me han dicho que al principio les costó más trabajo. Pensando en el arco de este año y en el poco tiempo que me queda, ha sido muy bonito para mi pensar en todas las maneras que he recibido amor:

  • Cuando mis amigos Luis y Aymet condujeron 40 minutos extra para llevarme a mi casa
  • Cuando mis amigos Clem y Daniel sabían que me sentía sola y perdida.
  • me invitaron a ir a bailar con sus amigos al principio del año.
  • Cuando mi amiga Anabel me invitó a su taquería favorita en la ciudad, a pesar del tráfico y la lluvia
  • Cuando mi colega Noé se enteró que había estudiado piano e insistió que formaramos una banda.
  • Cuando la cocinera del CEE, Doña María, se preocupa cuando no pruebo todos los platillos del día.
  • Cuando Antonia, la esposa de mi pastor, me cuidó por un fin de semana, después de que yo había estado vomitando toda la noche.  
  • Cuando mi pastor, Miguel, me mantuvo informada del resultado del juego entre UNC y Oregón durante el torneo del NCAA, y me invitó a ver los finales (queridos Tar Heels, si eso no es el amor verdadero, no sé qué sea).

  • Cuando mis amigas Sonia y Noémi me invitaron a su casa en Tlaxco por un fin de semana y me hicieron sentir parte de su familia.
  • Como todos del CEE saludan a todos con un abrazo cuando llegan y como insisten en celebrar todos los cumpleaños de la oficina con pastel y gelatina.
  • El tiempo, el dinero, y la energía que mis compañeras de cuarto del año pasado gastaron en venir a visitarme por una semana.
  • El acompañamiento de mis amigos en los EEUU y otros países de YAGM, por mensajes de Facebook, Whatsapp, y pláticas por Skype.
  • El apoyo inquebrantable de mi familia que siempre me ha inspirado a seguir explorando, incluso cuando eso significa que voy a estar lejos de ellos.
  • El amor de mi novio, Garrett, que siempre me ha encorajado a cumplir mis sueños
  • Celebrando el cumpleaños de los gemelos con mis coordinadores.
  • Cuando los otros voluntarios de YAGM-México toman el tiempo para ver como estoy, en los momentos malos y los buenos.
  • El sentido de comunidad en mi iglesia aquí en México, La Iglesia Luterana del Buen Pastor y  los correos y mensajes de mis comunidades cristiana en Carolina del Norte.

Pude haber escrito una lista entera de las formas en que Nef y Danny me han amado y cuidado este tiempo, por poner algunos ejemplos:
  • Cuando Nef me dice que coma otra tostada, incluso cuando ya he comido seis
  • Cuando Nef baila un baile ridículo en el metro para hacerme sentir mejor cuando estoy triste
  • Cuando Nef me pide que me ponga un suéter porque “Hace frío”, aunque hace 25 grados
  • Cuando Danny me cepilla el cabello
  • Cuando Danny cocina las mejores enchiladas de mi vida porque él sabe que son mis favoritas
  • Cuando me dicen en nuestras pláticas nocturnas que todo va a estar bien,
  • Cuando pasamos el día juntos en los Dínamos, aunque Nef tuvo que estudiar para sus exámenes
  • Cuando corrigen mis errores gramaticales
  • Cada vez que me llaman su hija
  • La hospitalidad que han dado a mis visitas
  • Cuando me escuchan y apoyan mientras pienso en decisiones personales y profesionales



Y todos los abrazos, risas, bromas, comidas, viajes en metros, visitas a museos, cultos, lágrimas, quehaceres, y momentos (extra)ordinarios que hemos compartido durantes estos 9 meses. Si hay algo de lo que segura en este año, es de que Dios me estaba cuidando cuando Ella/Él nos hizo una familia.  

Durante nuestra orientación en Chicago en Agosto, el equipo de YAGM nos invitó a buscar “el divino en el diario”-la mano de Dios trabajando en momentos pequeños y cotidianos. Aunque estos momentos listados acá no sean muy notables o importantes a los ojos del mundo, son los hilos que forman el tejido de mi vida y experiencia aquí. Con el poco tiempo que me queda en México, podría ser demasiado fácil solo pensar en los próximos pasos. Sin embargo, yo sé que parte de mi llamada este año es tratar de estar presente en el momento, lo más que pueda, hasta que aborde el avión el 7 de Julio.

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